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Madre denuncia negligencia médica en Clinica privada de Puebla

Madre denuncia negligencia médica en Clinica privadas de Puebla

En un testimonio compartido en redes sociales, Silvia Flores Arenas relató la difícil experiencia de negligencia médica que vivió durante el parto de su hijo en la Clínica de Especialidades Médicas Quirúrgicas de Puebla, ubicada en la calle 15 Sur número 505. Lo que debería haber sido un momento feliz se convirtió en una situación de negligencia y descuido que puso en riesgo la vida de su bebé y la suya propia.  

Un embarazo con señales de alerta

Silvia llevó su control prenatal con un médico especialista, pero en ninguna de sus consultas fue atendida personalmente por él. 

“Siempre me revisaba un médico de apoyo, y cuando pregunté por qué el doctor no me veía, me dijeron que él solo entraba a quirófano”, contó.  

En la semana 35 de gestación, durante un ultrasonido, detectaron que su placenta estaba madura y su presión arterial elevada, pero el seguimiento fue insuficiente. El 21 de enero de 2025, llegó a su cita con contracciones y presión alta, pero la doctora le dijo que “era normal”.  

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Fue una enfermera quien, al realizarle otro ultrasonido, notó que tenía cuatro contracciones en menos de 10 minutos, que la placenta ya no funcionaba correctamente y que su presión seguía alta. Ante el riesgo de preeclampsia y desprendimiento de placenta, decidieron practicarle una cesárea de emergencia.  

Tres horas de espera en el quirófano

El problema comenzó cuando la llevaron a preparación. Le asignaron una habitación en mal estado, según sus palabras, y las enfermeras tuvieron dificultades para canalizarla, causándole dolor. Ya en el quirófano, la dejaron esperando más de dos horas sin atención.  

“Temblaba incontrolablemente, como si fuera a convulsionar. Nadie me explicaba qué pasaba. Después supe que el médico no entraba porque estaba resolviendo un problema personal”, denunció Silvia. 

Según los mensajes que recibía el doctor, alguien intentaba acceder a sus cuentas bancarias, y en lugar de atender la emergencia, se dedicó a resolver sus asuntos.  

Cuando finalmente llegó, ni siquiera preguntó si ya le habían aplicado la anestesia o cómo estaba su presión. 

“Hizo la cesárea rápidamente, sacó a mi bebé y se fue, diciendo que tenía que resolver sus problemas”, relató.  

El bebé nace en grave estado  

El recién nacido lloró muy poco al nacer. Lo acercaron a Silvia por unos segundos y se lo llevaron. 

“Sabía que algo andaba mal, pero no me dijeron nada para no alterarme más”, recordó.  

Horas después, la pediatra les informó que el bebé necesitaba oxígeno y que pasaría la noche en observación. Pero al día siguiente, les cobró 2,000 pesos por cada revisión, que duraba apenas cinco minutos.  

“Era evidente que mi hijo empeoraba: estaba pálido, amarillento y sin moverse. Le hicieron radiografías y dijeron que tenía un pulmón colapsado”, contó Silvia. 

La pediatra insistió en que necesitaban comprar un equipo especial y más medicamentos, pero nada mejoraba su estado.  

Peor aún, le quitaron el ombligo sin autorización para alimentarlo por otra vía, lo que, según especialistas del IMSS después, empeoró su condición.  

La indiferencia del médico

Al tercer día, el médico se disculpó, pero no por su negligencia, sino por sus problemas personales. 

“Nos dijo, riéndose, que no perdiéramos el tiempo en demandar, que ya lo habían hecho antes y seguían trabajando”, narró Silvia con indignación.  

Mientras tanto, su bebé empeoraba. La pediatra les envió un mensaje a las 6 de la mañana informando que el pequeño tenía dificultades para respirar y necesitaba un ventilador.

“Era claro que habían perdido el control”, dijo Silvia.  

La salvación en el IMSS la Margarita

Ante la desesperación, su familia logró trasladar al bebé a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del IMSS La Margarita. Los médicos quedaron sorprendidos al ver su estado: neumonía, múltiples infecciones y secuelas de malos tratamientos.  

“El jefe de pediatría nos dijo: ¿Cómo es posible que lo hayan dejado llegar así?”, recordó Silvia. Tras un mes y medio de cuidados intensivos, el bebé logró recuperarse.  

Una factura millonaria por negligencia

Al final, la familia terminó pagando 30,000 pesos por el parto y 100,000 pesos adicionales en medicamentos y tratamientos.

“Todo fue dinero y más dinero, pero lo único que hicieron fue empeorar a mi hijo”, lamentó Silvia.  

Busca justicia 

Silvia decidió compartir su historia para evitar que más mujeres vivan lo mismo. Exige justicia y que las autoridades revisen las prácticas de esta clínica.  

“Creo en la justicia divina, porque la humana nos falló. A mi bebé le arrebataron su derecho a nacer sano, y a mí me robaron la paz. Que Dios los perdone, porque yo no puedo”, concluyó.  

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Cisneros del Rey | Abogada, Redactora y CM. Creo contenido que inspira y gestiono comunidades con empatía, liderazgo y estrategia. ¡Conectando ideas y personas en el mundo digital!

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