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Legislar sin aspavientos: primer informe de Susana Riestra

Legislar sin aspavientos: primer informe de Susana Riestra

AUTOR: Javier Gutiérrez Lozano

En el recinto histórico que alguna vez albergó las voces fundacionales de Puebla, la antigua cede del Congreso del Estado, Susana Riestra pronunció su informe de primer año legislativo. Y lo hizo con esa combinación tan urgente en la política contemporánea: datos concretos y compromiso genuino, sin caer en la tentación del autoelogio hueco ni en el discurso grandilocuente que no dice nada.

Porque seamos honestos, vivimos tiempos donde rendir cuentas se ha convertido en un ejercicio de relaciones públicas, un desfile de números inflados y promesas recicladas. Pero la diputada Riestra optó por otro camino. Presentó 50 propuestas legislativas —32 iniciativas y 18 puntos de acuerdo— agrupadas en cinco causas que, contrario a lo que estamos acostumbrados a escuchar, no son mera retórica electoral; seguridad, salud y dignidad humana, mejores gobiernos, apertura democrática y cultura.

Y aquí viene lo interesante, lo que distingue este ejercicio de rendición de cuentas de la liturgia habitual: cada propuesta tiene rostro, historia y urgencia real.

Comencemos con el tema de seguridad. Mientras el debate nacional halla sus cimientos en consignas e incertidumbre y muy poca certeza jurídica que respalde a los gobiernos municipales dejándolos a la deriva en un mar de poca suerte, Riestra impulsó que los ayuntamientos etiqueten recursos para seguros de vida de policías. No resuelve el problema de fondo, cierto, pero es una medida de justicia elemental para quienes arriesgan su vida a diario por la ciudadanía. Ellos cuidan de Puebla, y por tanto, Puebla debe cuidar de ellos. Una obviedad que requirió ser legislada.

O hablemos del tema que puso al Congreso poblano en el ojo del huracán: la famosa ley de “ciber asedio”. Riestra fue clara. Sí a perseguir a quienes destruyen vidas desde la oscuridad digital; no a convertir la norma en un escudo para funcionarios públicos. Y gracias a la presión ciudadana —periodistas, académicos, colectivos— se logró modificar el proyecto original. Esa es democracia en funcionamiento.

Pero quizás una de sus propuestas más necesarias y menos populistas sea la regulación del acceso de menores a redes sociales; imitar su uso a menores de 14 años y condicionar el acceso hasta los 18 con consentimiento parental. Países como España, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos ya lo están haciendo. ¿Por qué? Porque la seguridad del siglo XXI no sólo se juega en las esquinas de los barrios, sino en los algoritmos que devoran la salud mental de nuestros niños. Y no, no se trata de prohibir; se trata de proteger. La escuela debe ser un espacio del saber, no “una sala de gaming o un set de TikTok”, como bien señaló Riestra.

En salud, Susana Riestra impulsó la distribución gratuita de toallas sanitarias y copas menstruales en escuelas. Porque en México, la principal causa de abandono escolar en niñas y adolescentes es la menstruación. Sí, leyeron bien. Algo tan natural como menstruar sigue siendo motivo de exclusión educativa. Hoy, en Puebla, la menstruación digna ya es ley. Pequeñas victorias que cambian vidas concretas. Y quizás nadie, se había planteado la simpleza y la importancia de esta situación.

Y en cultura —ese ámbito siempre relegado en los presupuestos, siempre el primero en recortarse— Riestra no solo habló bonito, también propuso que esa antigua sede del Congreso recupere su sentido original y vuelva a ser un recinto cultural. Porque reintegrar estos lugares a la vida cultural es reconectar la historia con el presente y fortalecer la identidad que nos une. Nada de monumentos vacíos ni patrimonios petrificados; la vida cultural de nuestra ciudad urge de este tipo de recintos.

Lo que distingue el trabajo de Susana Riestra dentro del Honorable Congreso del Estado de Puebla, es que entiende algo fundamental, que la política, cuando se ejerce con el corazón ferviente y la cabeza fría, sigue siendo el instrumento más noble para transformar realidades. No se trata de tener la razón, sino de construirla con diálogo, imaginación y voluntad.

En estos días en los que la oposición adolece de preponderancia y muchas veces se reduce a la negación sistemática de la mayoría partidista, Riestra ofrece algo distinto: una oposición que señala y cuestiona cuando se requiere, pero que también suma y construye por el bien común. Transparencia como causa, democracia como bandera, dignidad como innegociable.

Quizás por eso su discurso resuena con autenticidad en un escenario político saturado de simulaciones. Porque detrás de cada iniciativa hay personas reales, hay madres buscadoras que no se rinden, familias sin agua durante semanas, jóvenes con crisis de salud mental, artesanos que merecen proyectar su talento más allá de nuestras fronteras; una población que coloca su confianza en las manos de los legisladores y los servidores públicos.

Un año legislativo que no se mide solo en números, sino en congruencia.

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