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Residencia de Bad Bunny en Puerto Rico: un fenómeno histórico

Residencia de Bad Bunny en Puerto Rico: un fenómeno histórico

La residencia de Bad Bunny en Puerto Rico llegó a su fin este sábado con el concierto “Una Más” en el Coliseo José Miguel Agrelot de San Juan. El ciclo de 30 presentaciones, titulado No Me Quiero Ir de Aquí, no solo fue un espectáculo musical, sino un fenómeno cultural, político y económico que quedará en la memoria de la isla.

El evento coincidió con el octavo aniversario del huracán María, tragedia que marcó a Puerto Rico. Benito Antonio Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny, convirtió el cierre en un acto de memoria colectiva y resiliencia, denunciando la negligencia del gobierno en la respuesta al desastre.

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Impacto económico de la residencia de Bad Bunny en Puerto Rico

Según Forbes, la residencia generó entre $186 y $250 millones de dólares, atrajo a más de 600,000 asistentes y creó más de 3,600 empleos directos. Restaurantes, hoteles y comercios de San Juan vivieron un auge sin precedentes, lo que consolidó la serie de conciertos como un motor económico para la ciudad.

Además, la alianza multianual con Amazon extendió los beneficios hacia la educación STEM, la agricultura y la iniciativa comPRa Local, que impulsa productos con el sello “Hecho en PR”.

Más que música: activismo y memoria

La residencia de Bad Bunny en Puerto Rico también destacó por su carácter social y político. El artista denunció la pobreza, la gentrificación, la corrupción y los apagones provocados por la empresa LUMA. Su postura recordó su participación en las protestas del #RickyRenuncia en 2019, consolidándolo como voz crítica de la juventud boricua.

Como cierre simbólico, el concierto final fue transmitido gratuitamente en Prime Video, Amazon Music y Twitch, llevando el orgullo puertorriqueño al mundo. Además, se lanzó una edición limitada en vinilo de Debí Tirar Más Fotos y la playlist Platino en Amazon Music, homenaje a la herencia musical de la isla.

La residencia no solo fortaleció la cultura y la memoria de Puerto Rico: se convirtió en un fenómeno histórico que fusionó arte, economía y activismo.

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